Sigue siendo igual. En mi cabeza la misma mierda y en mi corazón el mismo vacío que ayer, que siempre...
Ese vacío. Si. El que tu nunca llenas. El mismo que te espera. Y mientras tanto. Vivencias de esas que solo se quedan en historias. Historias que contar, dolores de cabeza, más dudas, pocas respuestas, aspirinas de madrugada y un nudo en el estomago. Y vacío, el mismo vacío. Ese mismo espacio incompleto.
Y así va pasando el sueño, con más sueños sin final. Sueños que son eso sueños. Sueños que no diferencio de la realidad. Que me abrazas y me miras y me haces tan feliz, que te duermes a mi lado, que luchas por mi, por tí.
Sueños tan irreales como mis utópicas interpretaciones de tus gestos, de tus miradas. Interpretaciones de las que saco te quiero de un abrazo y transforman una sonrisa en un te echo de menos.
Si no, porque creías tu que te sonrío cuando te veo y me sonrojo solo si me abrazas.
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Sonrisas